Síndrome de disfunción cognitiva en perros y gatos

El síndrome de disfunción cognitiva es el análogo veterinario de la enfermedad de Alzheimer en humanos.

La proteína beta amiloide (βA) es una proteína neurotóxica que se acumula en los cerebros de perros y gatos con éste síndrome, en humanos forma placas dentro del parénquima cerebral. La proteína Tau es otra proteína que se acumula en el cerebro de las mascotas geriátricas y en los humanos con disfunción cognitiva. El síndrome de disfunción cognitiva se describe con mayor frecuencia en el perro, y esta especie parece ser el mejor modelo animal disponible para la enfermedad humana.

Similar al síndrome en personas, la fisiopatología de la disfunción cognitiva es muy incierta. Existen similitudes patológicas entre los cerebros de humanos con Alzheimer  y los perros / gatos con disfunción cognitiva.

Los cambios vasculares cerebrales, el engrosamiento meníngeo, la gliosis y la dilatación ventricular ocurren en los cerebros de pacientes con ambos síndromes.

Más específicamente, la acumulación progresiva de una proteína neurotóxica beta-amiloide (βA) en el cerebro (dentro y alrededor de las neuronas) es una característica constante tanto en Alzheimer como en disfunción cognitiva.

Estas acumulaciones se unen para formar placas (placas neuríticas) y son más prominentes en la corteza cerebral frontal y en el hipocampo de humanos, éstas son muy raras en los perros.

En ambos trastornos, el grado de acumulación de βA se correlaciona con el grado de deterioro cognitivo. Además de la acumulación de βA neurotóxica, también se ha demostrado la acumulación intraneuronal de una proteína Tau.

 

La proteína Tau es el precursor de los ovillos neurofibrilares, otra característica histopatológica del  Alzheimer   humano. La ausencia de los ovillos neurofibrilares maduros en los cerebros de perros y gatos con el síndrome, se ha correlacionado como evidencia en la disfunción cognitiva.

Sin embargo, la ausencia de ovillos neurofibrilares maduros en perros y gatos tiene un número de posibles explicaciones. Es posible que los perros y gatos no vivan lo suficiente para que las proteínas tau se desarrollen como lo hacen en las personas y es por eso que en los perros no observamos ovillos neurofibrilares.

Aunque la secuencia de aminoácidos de la proteína βA es idéntica en humanos y perros, este no es el caso para la proteína Tau. La secuencia de aminoácidos de perros y gatos difiere de la de las personas, esta secuencia diferente puede afectar la capacidad de la proteína tau para formar los ovillos neurofibrilares, en cambio una angiopatía congofílica y difusa es frecuente encontrar en perros.

Los cambios más típicos en el cerebro canino envejecido incluyen la atrofia cerebral, agrandamiento ventricular, fibrosis de la pared vascular y deposición amiloide (meníngea y parénquima), microhemorragias e infartos, degeneración axonal con pérdida de mielina, hipertrofia e hiperplasia astrogliales, y acumulación intraneuronal de varias sustancias (lipofuscina, cuerpos poliglucosanos y ubiquitina).

 

Comparación de acumulación de proteina beta-amiloide y tau

 

 

Fisiopatología

La fisiopatología del síndrome  es multifactorial y compleja. Existen pruebas en las que se observaron aumentos en el daño celular mediado por radicales libres de oxígeno, disminución de las defensas antioxidantes endógenas,  inflamación (de varios procesos), la función mitocondrial estuvo disminuida, el daño del ADN, el compromiso vascular y el desequilibrio de neurotransmisores son procesos interrelacionados que están involucrados en el deterioro cognitivo.

Se cree que los cambios neuroquímicos que ocurren en el cerebro que envejece contribuyen al deterioro cognitivo progresivo. Se ha documentado una disminución asociada a la edad en los niveles de neurotransmisores del cerebro de acetilcolina, dopamina, norepinefrina y ácido gamma-aminobutírico (GABA).

De estas anomalías, la disfunción colinérgica parece tener la correlación más alta y más consistente con el deterioro cognitivo relacionado con la edad.

Otras anormalidades neuroquímicas identificadas en cerebros de pacientes con disfunción cognitiva incluyen niveles de acetilcolinesterasa incrementados (asociados con disminución colinérgica), aumento de la monoaminooxidasa B (que cataliza la descomposición de la dopamina, con la formación posterior de radicales libres), y niveles elevados en líquido cefalorraquídeo (CSF) de lactato, piruvato y potasio.

 

Presentación clínica y diagnóstico

El síndrome de disfunción cognitiva se produce principalmente en perros y gatos de edad avanzada, generalmente mayores de 9 años.

Los gatos se afectan con menos frecuencia y generalmente tienen más de 12 años de edad en la presentación. No hay aparente predilección por raza o sexo.

Historia clínica

La historia clínica relacionada con este síndrome es muy numerosa, y, a menudo inespecífica.

La historia incluye la falta de atención, inactividad, vagar sin rumbo (a menudo caminar compulsivamente de noche), comportamiento demente, alteración del ciclo sueño / vigilia, incontinencia urinaria y / o fecal, dificultad para subir escaleras, perderse en ambientes previamente familiares, falta de reconocimiento de personas familiares o animales compañeros, pérdida de audición y vocalización excesiva (también a menudo por la noche).

Los gatos con el síndrome de vez en cuando muestran patrones de comportamiento agresivo e insensible.

Los perros y gatos afectados generalmente muestran evidencia de disfunción del prosencéfalo. Estos pacientes tienen un estado mental anormal y a menudo responden inapropiadamente a su entorno (demencia). La mayoría circula constantemente en la sala de consulta y responden de una manera inapropiada a los estímulos visuales y auditivos.

Además de las anormalidades conductuales clásicas, los perros sospechosos del síndrome ocasionalmente tendrán disfunción vestibular central transitoria o actividad convulsiva de inicio reciente.

“Hay que tener muy en cuenta que todos estos signos pueden presentarse en otras enfermedades neurológicas cerebrales, por lo tanto un diagnóstico es importante”.

 

Diagnóstico por imagen

La única modalidad de uso de imágenes para el diagnóstico de disfunción cognitiva es la resonancia magnética. Las imágenes cerebrales de pacientes con Alzheimer pueden ser normales o pueden revelar atrofia cerebral, agrandamiento ventricular y lesiones en los lóbulos temporales medial de la corteza cerebral.

Los cambios relacionados con la edad apreciados en la RM del cerebro en pacientes con disfunción cognitiva reflejan principalmente la atrofia cerebral e incluyen agrandamiento ventricular, surcos cerebrales bien delimitados y áreas difusas y dispersas de hiperintensidad T2 en la sustancia blanca periventricular.

Aunque estos hallazgos son asociados con el envejecimiento del cerebro, se pueden encontrar en pacientes mayores sin evidencia de disfunción cognitiva.

El grosor de la adhesión inter-talámica tal como se midió en las imágenes de RM trans-axial potenciadas en T1 y T2 fue significativamente menor en los perros con disfunción cognitiva en comparación con los perros sin el sindrome, se encontró que un espesor de adhesión inter-talamica de 5 mm o menos era consistente con un diagnóstico de disfunción cognitiva en perros.

 

Exámenes de laboratorio

Los hallazgos de laboratorio son típicamente normales en perros y gatos con disfunción cognitiva, a menos que exista un trastorno concurrente relacionado con la edad ( Ej., Elevación de BUN / creatinina en la enfermedad renal crónica).

Es importante medir los ácidos biliares séricos en ayunas / posprandiales y / o el amoníaco en la sangre para diferenciar los cuadros de la encefalopatía hepática.

 

Presión de cabeza, “head pressure” por encefalopatia hepática.

 

Los perros con disfunción cognitiva deben tener ácidos biliares séricos normales y de amonio.

Las derivaciones portosistémicas congénitas a veces no se diagnostican hasta que el perro es mayor de 10 años, y la encefalopatía hepática leve puede imitar los hallazgos esperados en los perros con disfunción cognitiva.

 

Diagnóstico diferencial Los principales diagnósticos diferenciales son tumor cerebral, encefalitis del perro señil y encefalopatías metabólicas.

 

Tratamientos

Existen numerosos enfoques terapéuticos propuestos para tratar el síndrome, con evidencia variable de eficacia para mejorar la función cognitiva y / o retrasar la progresión del deterioro cognitivo.

El uso de L-deprenil oral, un inhibidor irreversible de la monoaminooxidasa B (MAOB), se supone que mejora la función cognitiva y ralentiza la progresión de la enfermedad en la mayoría de los perros. y gatos con el síndrome, sin embargo, existe una considerable variabilidad en el grado de respuesta logrado entre los pacientes,  no hay estudios que comprueben su eficacia real en la enfermedad y los efectos secundarios deben de ser considerados.

El inhibidor de acetilcolinesterasa fenserina ha demostrado eficacia en la mejora de la función cognitiva tanto en perros con disfunción cognitiva como en humanos con Alzheimer en los ensayos clínicos.

Los cambios de comportamiento y ansiedad pueden mejorarse con el uso de fármacos análogos del gaba, como la pregabalina.

Algunos fitoquímicos naturales (Ej., Curcumina, resveratrol, catequinas del té verde) pueden ser prometedores como opciones de tratamiento para el síndrome.

La S-adenosilmetionina oral (SAMe) ha demostrado ser efectiva en la mejora de los signos.

 

Finalmente, se ha sugerido una gran cantidad de terapias complementarias para el tratamiento del síndrome, con los objetivos principales de calmar al paciente, reducir la ansiedad y normalizar el ciclo de sueño y vigilia.

Estos incluyen melatonina, raíz de valeriana, feromona apaciguadora de perros (DAP), fosfatidilserina, ginkgo biloba, DHA (un ácido graso omega 3), y varios antioxidantes y cofactores mitocondriales como el ácido lipoico.

La evidencia de la eficacia de estas terapias complementarias es completamente anecdótica.

Existe evidencia convincente de que proporcionar una dieta fortificada con antioxidantes, cofactores mitocondriales y ácidos grasos esenciales mejora la función cognitiva y retrasa el deterioro cognitivo en perros.

 

También se ha demostrado que el enriquecimiento ambiental, como el ejercicio regular y la introducción de juguetes nuevos, mejora la función cognitiva y retrasa el deterioro cognitivo en perros y gatos con el síndrome.

La progresión del síndrome parece ser más rápida en perros castrados que en perros machos intactos, lo que sugiere un papel potencial para la terapia de reemplazo hormonal en esta enfermedad.

 

2 comentarios de “Síndrome de disfunción cognitiva en perros y gatos

  1. Rebeca Granado dice:

    Buenos artículos de divulgación …Como recomendación podrían poner citas bibliográficas en sus artículos esto daría una mayor confianza De la información, que está sea actualizada y en caso de querer profundizar poder consultar los textos.

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