DISAUTONOMÍA EN PERROS Y GATOS

Disautonomía 

La disautonomía es una neuropatía autónomica generalizada que se informó originalmente en gatos en el Reino Unido, pero que ahora se ha documentado en perros y gatos en Europa Occidental y Estados Unidos. 

Los signos clínicos reflejan una disfunción autonómica generalizada, pero el megaesófago, la hipomotilidad esofágica y la regurgitación son hallazgos bastante consistentes. 

Fisiopatología 

Las lesiones degenerativas se encuentran en los ganglios autónomos, intermedios de la materia grise de la médula espinal y algunos axones simpáticos. 

A pesar de una búsqueda intensiva de agentes etiológicos genéticos, tóxicos, nutricionales e infecciosos, nunca se ha identificado una etiología definitiva. 

Signos clínicos.

Los signos clínicos que se observan con más frecuencia son la depresión, anorexia, estreñimiento y regurgitación o vómitos. 

La incontinencia fecal y urinaria se ha informado con menos frecuencia. 

Los hallazgos de la exploración física compatibles con disautonomía incluyen membranas mucosas secas, dilatación pupilar, membranas nictitantes prolapsadas, reflejo pupilar a la luz reducido o ausente, bradicardia y reflejo perianal arrefléxico. 

Se han informado paresia y déficits propioceptivos conscientes en un pequeño número de casos. 

Diagnóstico 

En la mayoría de los casos, el diagnóstico clínico se basa en los hallazgos del examen físico e histórico. 

Los hallazgos adicionales consistentes con el diagnóstico incluirían:

(a) Dilatación esofágica e hipomotilidad en radiografías de estudio o con contraste de bario. 

(b) Retraso en el vaciamiento gástrico en radiografías con contraste de bario.

(c) Reducción de la producción de lágrimas en las pruebas de lágrimas de Schirmer. 

(d) Bradicardia insensible a la atropina.

(e) Distensión de la vejiga y el colon en las radiografías de estudio. 

Hay pocos diagnósticos diferenciales a considerar en un perro o un gato que presenta estas manifestaciones del síndrome. 

Sin embargo, al comienzo de la evolución de la enfermedad, otros diagnósticos diferenciales a considerar son la obstrucción del colon o intestinal, otras causas de megaesófago y enfermedad del tracto urinario inferior. 

Tratamiento.

Los cuidados de apoyo (p. Ej., Lágrimas artificiales, alimentación elevada, extracción de la vejiga urinaria, antibióticos, etc.) siguen siendo la base de la terapia en este trastorno, aunque se ha informado que algunos perros y gatos muestran una leve mejoría con fármacos parasimpaticomiméticos (p. Ej., Betanecol o metoclopramida).

La alimentación por sonda de gastrostomía o la nutrición parenteral total pueden mantener a algunos animales hasta que recuperen la función neurológica.

Pronóstico 

En general, la disautonomía tiene un pronóstico reservado o malo para la supervivencia a largo plazo, tanto en el perro como en el gato. 

De los gatos afectados, es probable que se recuperen del 20% al 40%, aunque los gatos pueden tardar de 2 a 12 meses en hacerlo. 

Las tasas de recuperación son aún más bajas en el perro. 

La recuperación completa es poco común y muchos gatos y perros quedan con un deterioro residual, por ejemplo, regurgitación intermitente, pupilas dilatadas e incontinencia fecal o urinaria.