SÍNDROME DE WOBBLER EN PERROS

La espondilomielopatía cervical o “síndrome de Wobbler” es una enfermedad común de la columna vertebral cervical de perros de raza grande y gigante.


Se caracteriza por compresiones dinámicas y estáticas de la médula espinal cervical, las raíces nerviosas o ambas, lo que lleva a grados variables de déficit neurológico y dolor de cuello.

Se han usado una variedad de nombres (al menos 15) para describir la enfermedad.


Aunque la enfermedad puede afectar esencialmente a todas las razas caninas, dos razas representan aproximadamente el 60-70% de todos los perros afectados, el Doberman Pinscher y el Gran Danés.

La espondilomielopatia cervical que está asociada al disco, generalmente se ve en perros de raza grande y de mediana edad (principalmente Dobermans), y la forma ósea se observa comúnmente en perros adultos jóvenes de raza gigante, como Grandes daneses.

La fisiopatología del síndrome involucra factores estáticos y dinámicos, el factor estático clave es la estenosis del canal vertebral.

Puede ser una estenosis absoluta del canal vertebral (que luego causa compresión directa de la médula espinal y signos neurológicos) o una estenosis vertebral relativa, que por sí sola no conduce a signos mielopáticos pero predispone al paciente a desarrollar mielopatía.


La fisiopatología de estas compresiones de la médula espinal se puede dividir en compresión asociadas a disco o por estructura ósea.

La estenosis del canal vertebral no conduce a los signos clínicos, sino que predispone al desarrollo de signos clínicos, por lo tanto un paciente con estenosis del canal vertebral es predisponente a que cualquier situación que ocupe espacio en el canal vertebral.


La gran mayoría de las compresiones de la médula espinal asociadas al disco están ubicadas en la columna cervical caudal, afectando los discos cervicales de C5 – C6 y C6 – C7.

La fisiopatología del síndrome de Wobbler asociado a estructura ósea es diferente, esta condición ósea se observa sobre todo en perros adultos jóvenes de raza gigante.


Las razas gigantes generalmente tienen estenosis completa del canal vertebral secundaria a la proliferación del arco vertebral (dorsalmente), o de los procesos articulares (dorsolateralmente) o de procesos articulares y pedículos (que afectan lateralmente).

La causa de la compresión parece ser una combinación de malformación vertebral y cambios osteoartríticos / osteoartróticos a nivel de los procesos articulares.

Aunque la mayoría de los perros de raza gigante tienen compresión ósea, en ocasiones estas compresiones se complican por la protrusión del disco, especialmente en perros mayores.


La compresión ligamentosa (ligamentum flavum) puede estar asociada en la fisiopatología de la enfermedad en perros de razas gigantes y grandes, pero la compresión ligamentosa pura como la única fuente de compresión es poco frecuente.

El concepto de lesiones dinámicas es crítico para el desarrollo de signos clínicos en perros de raza grande afectados por este sindrome.

Las compresiones dinámicas de la médula espinal están presentes tanto en el la enfermedad por disco como en la forma ósea, una lesión dinámica sería aquella que empeora o mejora con diferentes posiciones de la columna cervical.

Aproximadamente el 50% de los perros de razas grandes tienen un solo sitio de compresión de la médula espinal, y el 50% tiene dos o más sitios con una gravedad patológica similar.

En perros de raza gigante, aproximadamente el 20% de los perros tienen un solo sitio de compresión, mientras que el 80% tiene múltiples lesiones compresivas.

Signos clínicos

La mayoría de los Dobermans y otros perros de raza grande con Wobbler (Weimaraners, Dalmatians) tienen más de 3 años de edad en el momento de la presentación de los signos clínicos (edad media de aproximadamente 7 años).

Los perros daneses y otras razas gigantes (mastines, rottweilers, berneses, con este síndrome se afectan generalmente a una edad más temprana.


La edad promedio en ellos es de 3.5 años, y la enfermedad se puede ver en perros en tan solo unos meses de edad.

Estos pacientes por lo general llegan a consulta por una signología crónica y progresiva de signos neurológicos mielopáticos que van desde varias semanas a meses.

Las presentaciones agudas generalmente se asocian solo con dolor cervical.

Las manipulaciones bruscas de la columna cervical para identificar el dolor son innecesarias y pueden conducir a una lesión mayor.

Normalmente con la evaluación de la postura y la palpación profunda de los procesos transversales se puede identificar el dolor en la mayoría de los casos.


En casos con dolor dinámico, se recomienda tener cuidado al girar el cuello (de lado a lado, ventral y dorsalmente), se puede utilizar comida para estimular a que el paciente realice los movimientos por sí solo, cuando hay dolor ellos no giraran su cuello hacia el lado adolorido.

La evaluación de la marcha es el componente más importante del examen en perros sospechosos, porque identifica de manera confiable la ataxia propioceptiva, incluso en ausencia de déficit propioceptivos conscientes.


Esta ataxia propioceptiva se observa en la mayoría de los perros con este síndrome.


Los perros afectados de la columna cervical caudal tienen una ataxia más obvia sobre todo en las extremidades pélvicas con anormalidades más leves en las extremidades torácicas.


En esos casos, la ataxia o debilidad de la extremidad torácica puede ser muy leve en comparación con las extremidades pélvicas, haciendo que las anormalidades de la extremidad torácica pasen desapercibidas y se confunda con lesiones toracolumbares.

Ocasionalmente, se puede observar cojera en la extremidad torácica, lo que sugiere a un atrapamiento de la raíz nerviosa.

La marcha de la extremidad pélvica suele ser de base ancha y notablemente descoordinada, con largas zancadas.

Los déficits de reacción postural (déficit de posicionamiento propioceptivo) se observan en la mayoría de los perros, pero pueden no ser evidentes en aquellos con una
historia crónica a pesar de la presencia de una ataxia propioceptiva.



Diagnóstico

Las radiografías simples se pueden usar como pruebas solo para descartar otros diagnósticos diferenciales de la columna cervical, como discoespondilitis y tumores vertebrales.

Los hallazgos radiográficos observados en el síndrome de Wobbler asociados al disco son principalmente cambios en la forma del cuerpo vertebral (asumiendo una forma triangular en casos severos), estrechamiento del espacio del disco intervertebral y estenosis del canal vertebral.


Los cambios osteoartríticos y escleróticos de las facetas articulares son las características radiográficas de los perros de raza gigante con compresiones óseas, y se pueden ver en las proyecciones laterales y ventrodorsales.

La mielografía ya no es el método de elección para diagnosticar Wobbler, sin embargo se puede usar solo si la tomografía y/o la resonancia magnética no están disponibles, pero estas otras pruebas, principalmente la resonancia, ofrece ventajas superiores a la mielografía.


La tomografía es una prueba rápida que permite la visualización de secciones transversales de la columna cervical, tiene que combinarse con mielografía para identificar la ubicación exacta de la lesión o lesiones compresivas.


Proporciona una visualización superior de la localización y la gravedad de la compresión de la médula espinal en comparación con la mielografía.


La tomografía simple se puede realizar solo con sedación, lo que puede ser útil para casos en los que la anestesia general está contraindicada.


La resonancia magnética es la prueba estándar de oro para la evaluación de perros sospechosos con Wobbler.

Se presentan cambios en la señal del parénquima que se observan en aproximadamente el 50% de los perros afectados y permiten la identificación precisa del sitio más gravemente afectado.

La presencia de cambios en la señal de la médula espinal, es decir, la hiperintensidad en las imágenes T2-W se asocia con la gravedad de los signos clínicos, la gravedad de la compresión de la médula espinal y la cronicidad de los signos.

Sin embargo la hiperintensidad en las imágenes T2-W no parece correlacionarse con el pronóstico en perros, pero la evidencia preliminar sugiere que la combinación de hiperintensidad en las imágenes T2-W e hipointensidad en las imágenes ponderadas en T1 (T1-W) puede estar asociada con un peor pronóstico.


Tratamiento

Tratamiento conservador: el tratamiento médico es una opción viable para muchos perros con Wobbler, principalmente aquellos perros de raza gigante con múltiples lesiones compresivas que afectan el aspecto lateral (ventrolateral o dorsolateral) de la médula espinal.


El componente más importante del tratamiento médico es la restricción de ejercicio para minimizar las actividades de alto impacto que exacerbarían el componente dinámico de la compresión de la médula espinal.


Se puede pasear a los perros con correa, pero se desaconseja la actividad libre y sin supervisión, se debe usar una pechera o arnés para el cuerpo en lugar de un collar para el cuello.

Los corticosteroides, pueden mejorar la función neurológica
en la compresión crónica de la médula espinal en la cual predominantemente edema vasogénico. Otros efectos son la protección contra la toxicidad de glutamato y la reducción de apoptosis neuronal y oligodendroglial.

Por lo tanto los corticosteroides pueden beneficiar a los perros con Wobbler, y con frecuencia se usan dosis antiinflamatorias de prednisona (0.5 a 1.0 mg / kg cada 12 a 24 h) disminuyendo progresivamente la dosis en el transcurso de 2 a 3 semanas.

En algunos pacientes, la dexametasona parece provocar una mejor respuesta, pero se usa en pacientes más gravemente afectados o como una terapia de rescate para perros con deterioro repentino.

Solo se deben usar dosis bajas de dexametasona, generalmente 0.1 mg / kg y nunca más de 0.25 mg / kg cada 24 horas.


Los AINE se pueden usar en lugar de corticosteroides si el dolor de cuello parece muy grave o si los efectos adversos de los corticosteroides no pueden ser bien tolerados.


Una razón del éxito con el tratamiento médico es la lenta progresión de los cambios en la columna asociados con la enfermedad.

El tratamiento quirúrgico generalmente se indica como el tratamiento de elección para este síndrome.


Como la mayoría de los perros afectados tienen compresión de la médula espinal, descomprimir la médula espinal, en teoría, llevaría a un tratamiento definitivo.


Sin embargo, la decisión de recomendar un tratamiento quirúrgico debe basarse en varios factores, como la gravedad de los signos neurológicos, el dolor, el tipo y la gravedad de las lesiones compresivas, la respuesta (o la falta de respuesta) al tratamiento médico.


La decisión sobre la técnica quirúrgica específica no es sencilla, debido a que se han propuesto alrededor de 26 técnicas quirúrgicas para tratar este síndrome.


El resultado del tratamiento quirúrgico en la enfermedad asociada al disco suele ser exitoso, con aproximadamente el 80% (70-90%) de los perros mejorando después de
cirugía.

 

A diferencia de estudios anteriores, los nuevos informes sobre el tratamiento médico indican una tasa de mejora de aproximadamente el 50% (45-54%).


Teniendo en cuenta la tasa de éxito de los tratamientos quirúrgicos y médicos para este síndrome, la cirugía conduce de manera más consistente a una mejoría clínica, y siempre debe considerarse en el tratamiento de elección en perros con este síndrome.