PÉNFIGO FOLIÁCEO EN PERROS Y GATOS

El pénfigo foliáceo es una enfermedad autoinmune en la que los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario de un animal atacan los puentes que mantienen unidas las células de la piel.


El depósito de anticuerpos en los espacios intercelulares hace que las células se desprendan unas de otras dentro de las capas epidérmicas superiores, esto se conoce como acantosis.

El pénfigo foliáceo es la enfermedad autoinmune más común diagnosticada en perros y gatos. Los perros y gatos de cualquier edad o género pueden verse afectados.

Los perros, Akitas, Chow Chows, Doberman Pinschers, Dachshunds y Newfoundlands están más predispuestos. En el caso de los gatos no existen predilecciones de raza.


Existen tres formas de pénfigo foliáceo en el perro.


La primera y más común es la forma idiopática que se desarrolla en perros sin antecedentes de enfermedad de la piel o antecedentes de medicamentos.


La segunda forma de pénfigo foliáceo se inicia a través de una reacción farmacológica.


Algunas drogas como las cefalosporinas, sulfonamidas y penicilina se han relacionado previamente con el desarrollo de pénfigo.

La tercera forma ocurre en perros con antecedentes de enfermedad crónica de la piel (por ejemplo, alergias).

La lesión primaria del pénfigo foliáceo es una pústula (una pequeña lesión llena de pus). Estas lesiones generalmente comienzan a lo largo del puente nasal, alrededor de los ojos y las esquinas de las orejas.

Las lesiones se pueden extender a lo largo del tronco, los pies, las uñas, la ingle y las almohadillas.


En la mayoría de los casos, las pústulas se forman y se rompen muy rápidamente y rara vez se ven. Frecuentemente se observan áreas de pérdida de pelo, costras secas de color amarillo-marrón, enrojecimiento y escamas.

Las lesiones cutáneas son pruriginosas, los animales gravemente afectados pueden volverse anoréxicos, deprimidos y tener fiebre.


La enfermedad en sí misma a menudo muestra un curso de aumento  o disminución.

El diagnóstico de pénfigo foliáceo se realiza mediante una combinación de signos clínicos, citología y biopsia.

En la citología de una pústula se observan normalmente neutrófilos, células acantolíticas y ocasionalmente eosinófilos.

Otras enfermedades que pueden parecer similares al pénfigo foliáceo incluyen infección (bacteriana, parasitaria, fúngica), enfermedad cutánea seborreica y diversas formas de lupus.

Los raspados de la piel a menudo se realizan para descartar parásitos externos mediante análisis microscópico.


Se debe realizar un cultivo fúngico para descartar la tiña.

En la mayoría de los casos, se requieren múltiples biopsias de piel para confirmar el diagnóstico de pénfigo foliáceo.

La dermatohistopatología normalmente revela pústulas subcorneales que contienen neutrófilos y células acantolíticas, con un número variable de eosinófilos.


Los cultivos bacterianos pueden ser negativos, pero las bacterias pueden aislarse si hay infecciones secundarias.

Los casos focales de pénfigo foliáceo pueden tratarse con diferentes concentraciones de esteroides tópicos.


La base de la terapia para casos más generalizados en perros y gatos son los glucocorticoides orales (por ejemplo, prednisona) en combinación con medicamentos inmunosupresores que pueden disminuir las dosis de esteroides.


En los perros, se puede utilizar azatioprina y / o ciclosporina, mientras que en los gatos, el clorambucilo y / o la ciclosporina son los fármacos de soporte más populares.


Otros medicamentos inmunosupresores no esteroideos incluyen sales de oro (perros y gatos) y tetraciclina / niacinamida (perros).


Los animales afectados se inician en dosis más altas inicialmente hasta que se alcanza la remisión (aproximadamente 4-12 semanas), y luego se reducen a las dosis más bajas posibles que mantienen la remisión.

El pronóstico es de regular a bueno, pero generalmente se requiere una terapia de por vida para mantener la remisión.

Los casos de pénfigo foliáceo inducidos por una reacción farmacológica son los que tienen más probabilidades de curarse.

El monitoreo regular de los signos clínicos, los recuentos sanguíneos completos de los perfiles de bioquímica sérica, los análisis de orina y los cultivos de orina con los ajustes de tratamiento necesarios son esenciales.

REFERENCIAS:

  1. Stanley JR, Koulu L, Klaus-Kovtun V, et al. A monoclonal antibody to the desmosomal glycoprotein desmoglein I binds the same polypeptide as human autoantibodies in pemphigus foliaceus. J Immunol 1986;136(4):1227-1230.
  1. Koulu L, Kusumi A, Steinberg MS, et al. Human autoantibodies against a desmosomal core protein in pemphigus foliaceus. J Exp Med 1984;160(5):1509-1518.
  1. Rock B, Martins CR, Theofilopoulos A, et al. The pathogenic effect of IgG4 autoantibodies in endemic pemphigus foliaceus (fogo selvagem). N Engl J Med 1989;320(22):1463-1469.
  1. Scott DW, Walton DK, Slater MR, et al. Immune-mediated dermatoses in domestic animals: ten years later – Part I. Compend Contin Educ Pract Vet 1987;9:424-435.
  1. Ihrke PJ, Stannard AA, Ardans AA, et al. Pemphigus foliaceus in dogs: a review of 37 cases. J Am Vet Med Assoc 1985;186(1):59-66.
  1. Olivry T, Dunston SM, Walker RH, et al. Investigations on the nature and pathogenicity of circulating antikeratinocyte antibodies in dogs with pemphigus foliaceus. Vet Dermatol 2008;20(1):42-50.
  1. Olivry T. A review of autoimmune skin diseases in animals: I—superficial pemphigus. Vet Dermatol 2006;17(5):291-305.
  1. Parker HG, Kim LV, Sutter NB, et al. Genetic structure of the purebred domestic dog. Science 2004;304:1160-1164.
  1. Noxon JO, Myers RK. Pemphigus foliaceus in two Shetland sheepdog littermates. J Am Vet Med Assoc 1989;194(4):545-546.
  1. Mueller RS, Krebs I, Power HT, et al. Pemphigus foliaceus in 91 dogs. J Am Anim Hosp Assoc 2006;42(3):189-196.