ASMA EN FELINOS

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica en los bronquios y bronquiolos que causa tos, respiración con silbido e intolerancia al ejercicio.

La edad promedio de presentación clínica en gatos es de 4 a 5 años de edad.


No hay una predisposición racial y sexual para el asma en gatos, y aunque algunos estudios sugieren que los gatos siameses pueden estar predispuestos al asma, esto no se ha demostrado definitivamente.

Cuando un gato susceptible inhala por primera vez un alérgeno, su sistema crea anticuerpos específicos para atacar ese antígeno, si este gato se expone nuevamente a ese antígeno, estos anticuerpos van a reconocer el alérgeno y comenzará una cascada de eventos que ocasionará muchas respuestas inmunes en las vías respiratorias.


Estas células inmunes desencadenan la producción de sustancias que promueven la inflamación, y como consecuencia una condición que produce irritación, hinchazón y constricción reactiva de las vías respiratorias.

Por lo tanto, el diámetro de las vías respiratorias puede disminuir y la mucosidad puede acumularse dentro de los conductos respiratorios, estos procesos limitan la capacidad del aire para moverse a través de las vías respiratorias y hacen que el gato experimente dificultades para respirar.

Los signos más clásicos de la enfermedad son la dificultad para respirar, sibilancias, respiración rápida, tos, respiración con la boca abierta o vómitos.

La intensidad de estos signos puede variar, desde crisis respiratorias agudas hasta tos crónica de bajo grado, frecuencia respiratoria elevada o un aumento en el esfuerzo respiratorio.

Estos signos pueden ocurrir de forma espontánea o pueden obtenerse presionando ligeramente el área de la garganta del gato.

Cuando se produce un ataque de asma, generalmente los gatos encorvan su cuerpo cerca del suelo y extienden su cuello hacia adelante, esto es una postura característica.

Para el diagnóstico no existe una prueba única y específica que pueda diagnosticar el asma felina, por lo tanto es en base a los signos clínicos característicos, anamnesis, pruebas de laboratorio, pruebas de alergia, así como los resultados de los estudios de imágenes y la evaluación microscópica de las células en las secreciones de las vías respiratorias del gato (citología).

Las radiografías (rayos X), tomografía computarizada (TC) y broncoscopia para ver el interior de los pulmones de un gato son pruebas muy importantes para encontrar los hallazgos característicos de la enfermedad.

Las radiografías por lo general revelan un patrón de ramificación brillante característico a lo largo de las vías respiratorias que se crea por la acumulación de células inflamatorias.

El aire atrapado en las vías respiratorias también puede hacer que los pulmones se sobre inflen y se vean más grandes de lo normal en la radiografía.

La tomografía computada, también puede ser útil para diagnosticar el asma y sobre todo distinguir esta afección de otras causas de enfermedad de las vías respiratorias en los gatos.

La broncoscopia es una técnica en la cual se pasa una cámara flexible (un broncoscopio) a través de la boca hacia las vías respiratorias de los pulmones. Esta técnica, que requiere anestesia general, se puede utilizar para visualizar el interior de las vías respiratorias y recolectar muestras de células que recubren las vías respiratorias.

Los gatos con asma a menudo tienen cambios distintivos en la apariencia del revestimiento de sus vías respiratorias, aunque algunos de estos cambios también se pueden ver con otras enfermedades respiratorias de los gatos.

El análisis de las células de las vías respiratorias de los gatos con asma puede revelar la presencia de un gran número de células inflamatorias, sobre todo eosinófilos.

Al diagnosticar el asma felino, es crucial descartar otras enfermedades que pueden causar signos similares y dar resultados de pruebas similares. La bronquitis crónica, la infestación por gusanos pulmonares, así como otras enfermedades infecciosas que provocan neumonía, pueden dar lugar a signos y resultados de pruebas similares a los encontrados en un caso de asma felina.

Los medicamentos utilizados para tratar estas patologías pueden no ser apropiados para un gato con asma y pueden empeorar su situación.

Para tratar el asma felina, generalmente se recetan  corticosteroides para reducir la inflamación en los pulmones, con o sin broncodilatadores para dilatar las vías respiratorias.

Los corticosteroides tienen muchos efectos beneficiosos en el tratamiento de asma felino, incluida la inhibición de la síntesis de genes para citocinas que son importantes para generar inflamación de las vías respiratorias. Sin embargo, los efectos secundarios del tratamiento crónico con altas dosis de esteroides orales en gatos son bien conocidos e incluyen pancreatitis, diabetes mellitus y cambios de comportamiento significativos además de poliuria, cistitis y micción inapropiada.

Afortunadamente, ahora hay disponibles esteroides inhalados que no causan efectos secundarios sistémicos, y este tratamiento ha mejorado en gran medida la capacidad de tratar con éxito a los gatos con asma.


Los corticosteroides (propionato de fluticasona y broncodilatadores (albuterol) ahora pueden administrarse eficazmente por inhalación a gatos con asma.

Todavía no se ha demostrado de manera concluyente que otros medicamentos y tratamientos para el asma felina funcionen.

Las terapias experimentales, incluida la desensibilización a alérgenos específicos (como las vacunas contra la alergia en las personas), el uso de ácidos grasos omega-3 y los medicamentos destinados a interrumpir las vías metabólicas que conducen a la inflamación, son prometedores para el tratamiento del asma felino, pero se necesita más investigación para refinarlos y demostrar su seguridad y eficacia.


A veces se recomiendan otros enfoques de tratamiento como la purificación del aire interior y evitar los alérgenos, pero no han sido rigurosamente probados ni comprobados que funcionen en pacientes con asma felina.

El asma felino es a menudo una condición progresiva que no mejora significativamente con el tiempo, y los gatos afectados pueden tener brotes asmáticos ocasionales que varían en intensidad de leves a potencialmente mortales.


Aunque los gatos no pueden curarse del asma, al monitorear cuidadosamente su esfuerzo respiratorio, vigilar la tos e intervenir con medicamentos cuando necesitan ayuda, los propietarios pueden ayudar a sus gatos asmáticos a vivir durante años.

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