La neuritis óptica es la inflamación de los nervios ópticos, del quiasma óptico y / o los tractos ópticos.
Se puede desarrollar como una forma idiopática (probablemente inmunomediada) o como un trastorno inflamatorio / infeccioso más progresivo (por ejemplo, meningoencefalomielitis granulomatosa, distemper canino, erliquiosis, enfermedad fúngica, enfermedad protozoaria, coronavirus felino, o un trastorno neoplásico (por ejemplo, linfosarcoma, meningioma).
La patogenia de la neuritis óptica idiopática es aún desconocida.
La neuritis óptica se puede desarrollar en perros y de forma menos frecuente en los gatos, afecta cualquier sexo y a cualquier edad, aunque es más frecuente en adultos.
Los hallazgos clínicos característicos son la ceguera aguda casi siempre bilateral con las pupilas dilatadas que no son responsivas a la estimulación con luz.
No siempre son evidentes las anomalías oftalmológicas, como el disco óptico inflamado, dependerá mucho de la ubicación de la lesión y su profundidad.
El electrorretinograma que resulta ser normal, nos ayudará a diferenciar la neuritis óptica de una enfermedad de retina.
La presencia de otros déficits neurológicos además de la disfunción del nervio óptico sugiere que la neuritis óptica no es una afección idiopática primaria y sería secundaria a un proceso inflamatorio-infeccioso o neoplásico.
El diagnóstico se basa en los hallazgos históricos y clínicos, resultados de electrorretinograma y las pruebas negativas de trastornos subyacentes (, análisis de LCR, títulos de hongos, PCR, etc).
El tratamiento depende de la etiología.
Si se descartan los procesos infecciosos y neoplásicos, el tratamiento generalmente consiste en un tratamiento inmunosupresor con prednisona (1 mg / kg, q 12 h) durante 2 semanas (sobre todo si se sospecha GME), con la consiguiente disminución gradual de la dosis.
Una terapia inmunosupresora temprana es importante para un pronóstico favorable en la neuritis óptica idiopática.
El pronóstico para el retorno de la visión generalmente es reservado.